El mucho leer priva al espíritu de todo elasticidad; es como mantener un muelle bajo la presión continua de un grán peso. Y el método más seguro para no tener pensamientos propios es coger un libro en la mano en cuanto disponemos de un minuto libre.
Esta práctica es la que explica por qué la sobrecarga de erudición hace a tantos hombres más trivales y simples de lo que por naturaleza son y priva a sus escritos de todo éxito.
Eruditos son aquellos que han leido en las páginas de un libro; los pensadores, los hombres de genio, han leido directamente en el libro de la naturaleza.
Las revistas literarias deberían alzar un dique frente al garabateo sin escrúpulo de nuestro tiempo y el diluvio creciente de libros inútiles y malos. Con juicio incorruptible, justo y severo, deberían fustigar sin piedad toda chapucería de un intruso, todo emborronamiento de cuartillas con que el cerebro vacío acude en socorro de la bolsa vacía, es decir, al menos el noventa por ciento de los libros, combatiendo así la manía literaria y el embaucamiento en lugar de fomentarlos con su infame tolerancia, en alianza con el autor y el editor, para robar al público su tiempo y su dinero.
Arthur Schopenhauer
viernes, abril 21, 2006
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