sábado, junio 10, 2006

La superficie del mar. Sabiendo mirar podremos conocerlo todo. Años mirando el mar con los ojos de un niño son la auténtica experiencia filosófica que en la ciudad suplimos con libros, con cuentos, con películas. Eso es lo que nos han robado y nos pasamos toda la vida intentando recrear. Y dejamos de lado las tormentas, y las primaveras y los cielos estrellados a cambio de sus sucedaneos torpes, imitadores malos, que en vez de abrirnos al mundo nos cierran el alma. Las historias estan bien cuando somos capaces de vivirlas, pero si contarlas evitan que demos el paso de llevarlas a cabo son un impedimento para la vivencia.
Mirame mar, tu ruges en mi, yo escucho tu rugido y mi escuchar te hace existir
sino hay nadie que te mire dejaras de existir
si nadie te comprende y te escucha no habrá un espejo que te muestre y te despierte, y permeneceras en la oscuridad y en el olvido, y yo también sólo me olvidaré de quien soy, porque si no te oigo, ni te veo, ni te reflejo en mi espejo yo tampoco seré nada. ..

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