miércoles, febrero 01, 2006
Visiones
La noche del 8 de diciembre de 2005 apenas pude dormir nada. Como una hoja seca que se balancea en el aire a merced del viento, así me quedé escuchando a Debussy y a Tiersen, intentando encontrar una respuesta para las atrocidades que había visto. Muchas veces no le encuentro demasiado sentido a la vida, otras muchas siento que la vida se me escapa de las manos sin que de verdad disfrute de las cosas que van sucediendo, agarrándome a una idea romántica y un poco idealizada del amor, dejando que la melancolía ocupe un lugar protagonista, permaneciendo ajeno a todo lo que ocurre a mi alrededor como si yo tan solo fuera un ser fantasmal que vaga por la ciudad pero que no puede hacer nada por cambiar aquello que le rodea. Apenas participo de nada que tenga que ver con “la comunidad”, aparte de los espectáculos en los que participo, de nuevo como un minúsculo elemento dentro de la masa. Esa noche, como decía, apenas pude dormir nada, como si hubiera visto la imagen de un fantasma, o quizás precisamente porque había visto las imágenes más duras que jamás he visto.
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